1. El lunes 20 de junio de este año se presentó en la sala de sorteos de la Corte Provincial de Justicia del Guayas una “Acción de Protección y Medidas Cautelares” en contra del Municipio de Guayaquil, como respuesta y propuesta de un grupo de ciudadanos (algunos de ellos artistas) ante la llamada "censura previa" en la edición de este año del Salón de Julio, manifiesta en el apartado "De las Condiciones de las Propuestas a Presentarse" dentro de las bases de participación de este certamen. En dichas Condiciones, consta: "No se aceptarán propuestas que presenten lenguaje y/o gráficos sexualmente explícitos". La imagen que adjunto a este correo es el acuse de recibo de esta demanda, la cual consta de aproximadamente veinte hojas y que se la puede leer integra aquí:
Quizá alguien debería haber pintado, o simplemente impreso (desde la noción de pintura expandida…) ese acuse de recibo, o la demanda completa, y haberla mandado como obra al Salón de Julio (la recepción de obras ya se cerró). ¿Hubiera tachado Melvin Hoyos y/o el comité de selección esa propuesta (pintada o impresa) como "obscena" o "inmoral"? De hecho, a esta propuesta colectiva de demanda ya se la podría declarar como la “no obra” ganadora del Salón de Julio 2011…
Ahora, según la página http://www.gkillcity.com/ :
“ El día jueves 23 de junio de 2011, el juez décimo de lo Civil de Guayaquil, Socrates Moreno, aceptó a trámite la demanda interpuesta por varios ciudadanos en contra de la censura previa impuesta por el Municipio de Guayaquil en el concurso pictórico denominado "Salón de Julio".
Si el Juez Décimo de lo Civil de Guayaquil no dicta las medidas cautelares solicitadas, es probable que ciertas obras no sean admitidas para participar en el Salón, configurándose una reprochable violación a la libertad de expresión y al derecho de los ciudadanos de acceder al arte. ”
Sigue el caso, aún no cerrado...
2. Me parece muy pertinente el comentario de la nota de Henry Raad, respecto a la contradicción de las Bases de este Salón:
cuando dicen, en el apartado antes citado, lo siguiente: La temática y técnica es libre. Sin embargo, no se aceptarán propuestas que presenten lenguaje y/o gráficos sexualmente explícitos. Por ende, la temática ya no es libre en cuanto hay un prerequisito o preformativa que limita y coarta esa libertad de expresión y creación, ideológica, conceptual, artística y estética de los participantes.
Por otro lado, contradictorio e incluso pueril me parece también el que en la carta pública de Melvin Hoyos respondiendo a Henry Raad:
por un lado Hoyos argumente el que niños, jóvenes y ancianos no deben observar este tipo de obras “en las que se ve relaciones sexuales visiblemente explìcitas; y relaciones con animales y toda clase de aberraciones pintadas…”, pero por otro lado, al final de su argumentación y “defensa moral”, adjunta todas las imágenes que supuestamente no deberían verse, en una suerte de muestra “antológica” para la esfera pública de las obras mas “condenables y censurables” del Salón de Julio, haciendo de esta manera aún mas visibles, consumibles y públicas dichas imágenes... Buena propaganda.
3.- Justamente respecto a una de esas imágenes, la que corresponde a la obra “Lo violó todo el día dentro de un carro!” (2009), de la artista Graciela Guerrero, dicha escultura constituye una “apropiación” o replica en tres dimensiones de un gráfico publicado en el diario “El Extra” (el periódico más leído del Ecuador según estadísticas) que ilustraba la crónica de la violación al niño. Lo que hizo Guerrero es reproducir esta representación mediática y colocarla en otro escenario comunicacional y público… ¿Será que imágenes de este tipo, o incluso mas explícitas, violentas y escatológicas -sobre todo tratándose de fotografías- tienen carta blanca (o roja) desde el estado, las instituciones y la aceptación de un amplio sector popular nacional para circular libremente por la esfera, la visualidad y la sensorialidad pública, pero cuando se intenta plasmar, representar o traducir dichos contenidos al ámbito de la institución municipio e institución arte en ciertas jurisdicciones ecuatorianas, tales instituciones finalmente terminan imponiendo sus criterios y leyes de lo que está bien y lo que está mal, de lo que debemos y no debemos ver, consumir, pensar, expresar y sentir?
Saludos,
Falco
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