Por Redacción Expresiones
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08 de Mayo de 2011 - 19:45
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Fotos: Cortesía y Archivo / Expreso
Gabriela Chérrez junto a la obra con la que ganó el Salón de Julio 2007, en esmalte de uñas sobre azulejos.
Como censura previa o evidente violación a la libertad de expresión han calificado artistas e internautas las nuevas bases del Salón de Julio 2011, el más importante de los concursos de pintura de la ciudad, que en su quincuagésima segunda edición deja de admitir obras “sexualmente explícitas”. El anuncio lo hizo el arquitecto Melvin Hoyos, director de Cultura y Promoción Cívica del Municipio de Guayaquil, en una entrevista publicada por este medio la semana pasada. El rechazo a la medida ha sido generalizado en las redes sociales.
Hoyos explicó que desde este año no serán aceptadas obras agresivas desde el punto de vista sexual, porque el Museo Municipal, institución que acoge el Salón y que ha premiado antes este tipo de piezas, es un ente multidisciplinario a donde acuden niños, personas de toda condición social, educativa y cultural, y que no todos están en capacidad para decodificar algunas simbologías. Aclaró que no estaban restringiendo el desarrollo de las artes plásticas, “ni atando a los artistas, procediendo de una manera curuchupa, o excesivamente conservadora”, sino siendo consecuentes con los usuarios.
La página web de EXPRESIONES (El Salón de Julio deja de admitir obras “sexualmente explícitas”) generó hasta el viernes 36 tuiteos y 328 referencias en Facebook.
“La entrevista a Melvin Hoyos revela lo más lamentable del mundo: Guayaquil es una ciudad ridículamente conservadora”, tuiteó desde su cuenta @eduardovarcar el escritor guayaquileño Eduardo Varas. “¿Entonces, como ‘la gente es ignorante’... hay que darle basura?”, se preguntó el escritor que asistió la semana anterior a la Feria del Libro de Buenos Aires, Argentina.
En un debate en Facebook abierto por el gestor cultural Jorge Osinaga, Fernando Itúrburu, otro narrador también guayaquileño, desde Plattsburgh, EE.UU., habló de censura del Municipio, “representante de las buenas costumbres” y “gran inquisidor de las artes”.
Por la misma vía el poeta Luis Alberto Bravo de Naranjito (Guayas) citó a Óscar Wilde: El arte jamás ha de intentar ser popular. El público es el que ha de intentar ser artista. “Mi opinión es que todos estos años, el engaño ha sido mutuo: artistas, con un discurso elaborado, pero sin un norte estético, y un jurado con un pobre ángulo de visión atento a la manifestación de una minoría”.
Entre las reacciones en la red social hay cabida incluso para el humor. En referencia al veto del Museo a las obras “que presenten lenguaje y/o gráficos sexualmente explícitos”, desde Fantoche Teatro de Grupo ironizaron: “Con que admita(n) las intelectualmente implícitas ya sería bastante”.
El bloguero Xavier Flores Aguirre habló de “censura previa” y de atentado a la libertad de expresión a través del blog que lleva su nombre y de su cuenta en Twitter @xaflag. Para él lo lógico es advertirles a los visitantes del Museo del contenido de las obras que se exponen en una sala determinada para que las personas -que por su sensibilidad podrían ofenderse- decidan si las quieren ver o no “como corresponde en pleno uso de la libertad” y “conciliando el derecho del artista a expresarse y de los ciudadanos a conocer su expresión”.
Escritores, gestores, actores y artistas gráficos rechazaron las nuevas bases del concurso que reparte premios por 20.000 dólares. Extrañamente no lo hicieron los artistas que habitualmente participan y ganan en los circuitos de los salones del país. Uno de ellos, quien prefirió no ser identificado, le dijo a EXPRESIONES que aquello se debe al temor de represalias por parte del Museo.
Las declaraciones de Hoyos en torno al Salón de Julio, que parece un “monstruo” que se nutre de la polémica, fueron para muchos el WTF (What the fuck?) cultural de la semana. La sigla, un acrónimo definido como la partícula interrogativa universal, traduce en una de sus acepciones más gentiles: “¿qué demonios es esto?”.
“El morbo era uno de mis objetivoS”
“Toda mi obra está marcada por el sexo, porque es el lugar desde donde puedo hablar, y lo que me interesa es lo que provoca”, dice Gabriela Chérrez, artista guayaquileña de 29 años, ganadora del concurso del Salón de Julio 2007 con una obra construida en los lindes de lo pornográfico. “En el caso de mi obra causar morbo (y escándalo) era uno de los objetivos, pero para develar cosas que hay en el ambiente, no por simple rebeldía”.
Consultada sobre el tema dice que es una lástima que se limite tanto el Salón de Julio con las nuevas reglas, no solo por el veto al uso de imágenes sexuales, sino por la disposición de que únicamente serán admitidos trabajos bidimensionales y por la instauración de un jurado de preselección. “Supongo que el Salón se convertirá en uno de esos concursos de pintura donde no existe reflexión alguna (...). En el arte se intenta buscar nuevas posibilidades y las bases del concurso del Museo Municipal hacen todo lo contrario, la excusa de los niños, me causa sospechas... En fin, el Salón de Julio ya no me interesa”.
Alexander García Vizcaíno
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